Temas del festival
La NOVIOLENCIA ACTIVA como fuerza transformadora del mundo
En el mundo actual circulan numerosas visiones interesadas en mantener la utilidad de la violencia para resolver conflictos “insalvables” y para mantener el “orden” establecido. Detrás de todo tipo de argumentaciones, incluso de un supuesto “orden natural”, se esconde la ubicación personal de supremacía e imposición de sus defensores frente a los demás.
Parece ser que, como definía Silo en su Diccionario del Nuevo Humanismo, “La violencia es el más simple, frecuente y eficaz modo para mantenerse en el poder y la supremacía, para imponer la propia voluntad a otros, para usurpar el poder, la propiedad y aun las vidas ajenas”, y no sólo lo hace a través de la violencia física que reconocemos en las guerras, el asesinato, la tortura o los malos tratos. Esa ha sido la forma de violencia más evidente históricamente. Pero hoy muestran su crudeza otras formas de violencia como la violencia económica (especulación, usura, apropiación y robo de recursos, competencia insensible, tiranía del dinero…), a la que acompañan la violencia racial, sexual, religiosa, sicológica y moral, “normalizando” la crueldad y el trato discriminatorio.
Frente al sufrimiento y dolor causado por la violencia, se han interpuesto todo tipo de respuestas violentas que de igual forma nos encerraban en la búsqueda de la imposición y dominio de unos sobre otros. Con un enfoque violento no se puede acabar con la violencia.
Avance de la noviolencia activa
Pero algo está cambiando en el ser humano. Se empiezan a cuestionar algunos paradigmas que parecían acompañarnos de forma inevitable. También respecto a la violencia y el modo de enfrentarla. A nivel social el pacifismo mostró los profundos deseos de paz que están alojados el corazón de tanta buena gente, pero la noviolencia activa avanza al mostrarse como metodología de la coherencia entre lo que se defiende, eso que se piensa y siente como bueno para uno y para los demás, con lo que se hace.
En algunos lugares y momentos, no solo se está comprobando la eficacia estratégica de la acción no-violenta frente a la intolerancia, sino que catapultados por el sentido contacto con la necesidad en uno y en los demás se tambalean las barreras del individualismo y de los bandos que separaban a los pueblos, llegando a poder experimentar una conciencia global de un “nosotros”, esa experiencia imposible de percibir por quien desde su experiencia individual cree que solo cabe él.
La noviolencia no es pasividad, ni es resignación. La no-violencia repudia y denuncia cualquier forma de violencia, hace evidentes sus máscaras y se rebela frente a ella mediante la desobediencia, la objeción, la no colaboración, el vacio, la huelga, el efecto demostración. Pero además profundiza para entender las raíces de donde surge la violencia en todos nosotros y por coherencia busca dar una nueva respuesta transformadora y superadora de esta.
La noviolencia no es una simple idea, o una mera estrategia de lucha para conseguir resultados externos; la noviolencia parte de una experiencia conmovedora de reconocimiento de algo grande en uno y en los demás a lo que cuidar, capaz de conectar los mejores y más profundos propósitos en uno con nuestra acción en el mundo.
Queremos difundir la cultura de la no-violencia destacando los logros de los pueblos en esta dirección. Por ello hemos decidido crear este Festival, no como simple altavoz de denuncia de las diferentes formas de violencia, sino para dar a conocer, como efecto demostración, ese otro tipo de respuestas transformadoras no-violentas que ya se están dando en numerosos lugares.
Invitamos a toda conciencia creadora a mostrar en imágenes ese nuevo mundo sin guerras y sin violencia que está asomando desde la horizontalidad del nosotros en muchas personas. Ese nosotros que no excluye a nadie y que reconoce que nada puede estar por encima del ser humano y que ningún ser humano puede estar por debajo de otro.